Los centros médicos y hospitales de Sanitas han decidido abandonar el uso del protóxido y el desflurano, dos gases que conforman aproximadamente un tercio de sus emisiones directas de dióxido de carbono (CO2). La idea es implementar y adoptar nuevas técnicas anestésicas que reduzcan el consumo de estos gases y permitan personalizar las dosis para cada paciente.
En los quirófanos del Sistema Nacional de Salud, el protóxido y el desflurano solían ser gases comunes, pero en los hospitales La Zarzuela, La Moraleja y Virgen del Mar en Madrid, así como en el CIMA en Barcelona, y en los centros médicos con cirugía ambulatoria de Sanitas, se han dejado de utilizar debido a sus emisiones de CO2. Este proceso comenzó en junio de 2022 y ha concluido ahora, convirtiendo a Sanitas en uno de los pioneros en España al eliminar estos gases y reducir así el impacto ambiental de su actividad quirúrgica. De hecho, se convierte en la empresa líder en iniciativas para reducir la huella de carbono en el sector salud, que es el quinto más contaminante del mundo si lo consideramos como un país, según informa la organización Health Care Without Harm (HCWH).
«Sobresalimos en nuestro compromiso de ser la primera empresa de servicios sanitarios en alcanzar el Compromiso Net Zero», afirma Susana Quintanilla, directora general de Sanitas Hospitales. «Nuestro objetivo es lograr cero emisiones directas para el año 2030 y cero emisiones indirectas para el 2040. De esta manera, no solo cuidamos de la salud de las personas, sino también del planeta».
El uso del protóxido y el desflurano representaba aproximadamente un tercio de las emisiones directas totales de CO2 en los centros de Sanitas Hospitales, lo que equivalía a unas 1.000 toneladas anuales, lo mismo que absorberían más de 16.000 árboles en una década. Sin embargo, gracias a las medidas implementadas por los servicios de anestesiología, estas cifras se han reducido prácticamente a cero. «Es posible realizar anestesia sin el uso del protóxido, un gas medicinal que genera grandes emisiones. En lugar de reemplazarlo por otro gas, hemos definido y adoptado una nueva técnica anestésica, cambiando la forma en que la manejamos y equilibramos», explica Emilio Matute, jefe de servicio de Anestesiología del Hospital Universitario La Zarzuela. «En cuanto al desflurano, es un gas anestésico con un alto potencial de calentamiento global debido a sus emisiones. Sin embargo, hemos encontrado otras formas de cubrir sus indicaciones clínicas específicas».
En un contexto de avance tecnológico que también afecta a la Anestesiología, Sanitas continúa trabajando en nuevas medidas para reducir aún más las emisiones en su atención médica. Por ejemplo, el Hospital La Zarzuela ha incorporado respiradores más eficientes que ayudan a utilizar de manera más responsable el gas anestésico, logrando así una disminución en el consumo. Estas acciones están diseñadas para garantizar la misma seguridad y calidad en la atención al paciente, como se lograba previamente con el uso de los gases eliminados.
La contribución de la anestesiología a la sostenibilidad ambiental ha sido respaldada por la Sociedad Europea de Anestesiología (ESAIC) y la Organización Mundial de la Salud, que aboga por sistemas de salud que mejoren, mantengan y restauren la salud de las personas mientras minimizan el impacto negativo en el medio ambiente. Según datos de HCWH en 2019, el sector salud a nivel mundial representa el 4,4% de las emisiones netas globales, y los gases anestésicos contribuyen con un 0,6% a la huella global del sector salud ese mismo año.