Aumento de Trastornos de Conducta Alimentaria en Menores de 12 Años: Una Crisis Silenciosa.

El Hospital Niño Jesús de Madrid ha lanzado una alarma preocupante: los trastornos de conducta alimentaria (TCA) están emergiendo con fuerza en menores de 12 años. Este fenómeno, anteriormente más asociado a adolescentes y adultos jóvenes, representa un reto significativo para los profesionales de la salud mental y para la sociedad en general. Según las psiquiatras Montserrat Graell y Mar Faya, esta tendencia tiene implicaciones graves, tanto a nivel clínico como social.

Los datos recopilados por el equipo del Niño Jesús muestran un incremento notable en el número de menores de 12 años que buscan ayuda para tratar TCA. Este fenómeno, que incluye trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia y el trastorno por atracón, afecta principalmente a niñas, aunque los niños también están siendo diagnosticados en cifras cada vez mayores.

El factor diferencial en estos casos es la edad temprana de inicio, lo que complica el tratamiento y aumenta el riesgo de que los TCA se conviertan en enfermedades crónicas. Según Graell, «cuando estos problemas se manifiestan en niños tan pequeños, las posibilidades de aislamiento social y complicaciones a largo plazo son mayores»

Diversos elementos contribuyen a este fenómeno:

Niños de tan solo 10 años ya están expuestos a plataformas como Instagram y TikTok, donde imperan estándares de belleza poco realistas. El constante bombardeo de imágenes editadas y contenidos que glorifican cuerpos extremadamente delgados influye negativamente en su percepción corporal.

La insatisfacción con el propio cuerpo, un factor clave en el desarrollo de TCA, está apareciendo a edades cada vez más tempranas. Según un estudio citado por el hospital, niños de 8 años ya muestran preocupación por su peso y forma corporal.

Las exigencias académicas y sociales también contribuyen. Algunos niños intentan ejercer control sobre su alimentación como una forma de manejar el estrés.
En algunos casos, problemas como conflictos familiares o falta de atención emocional pueden desencadenar conductas alimentarias anormales en niños.

El inicio temprano de un TCA puede tener graves consecuencias físicas y psicológicas:

Problemas de desarrollo: La malnutrición puede afectar el crecimiento y el desarrollo físico, especialmente en edades en las que el cuerpo está en pleno crecimiento.
Aislamiento social: Los niños con TCA tienden a retirarse de actividades escolares y sociales, lo que afecta su bienestar emocional.
Riesgo de cronicidad: Cuanto más tiempo pase sin tratamiento, mayor es el riesgo de que el trastorno se perpetúe en la edad adulta.

Las psiquiatras Graell y Faya subrayan que este problema requiere una respuesta colectiva. «La sociedad, las familias y los profesionales de la salud deben trabajar juntos para prevenir y tratar los TCA en niños», afirman. Asimismo, insisten en que se necesita mayor inversión pública en salud mental infantil para enfrentar esta crisis de manera eficaz.

Los trastornos de conducta alimentaria no son una cuestión de voluntad, sino una enfermedad que afecta tanto al cuerpo como a la mente. Detectarlos a tiempo y proporcionar un tratamiento adecuado puede marcar la diferencia entre la recuperación y las secuelas a largo plazo.

 

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